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El envasado al vacío ha recorrido un extenso camino de evolución desde sus primeras aplicaciones experimentales hasta convertirse en una tecnología clave dentro de la industria alimentaria moderna. Su propósito fundamental ha sido siempre la conservación de alimentos de forma segura, eficiente y prolongada. Esta técnica ha ido perfeccionándose gracias a los avances en ciencia de materiales, automatización, diseño de maquinaria y, más recientemente, sostenibilidad. A continuación, exploramos su evolución, desde los inicios hasta sus versiones más modernas y automatizadas.
La conservación de alimentos es una necesidad milenaria. Desde técnicas primitivas como la salazón, secado o ahumado, las civilizaciones siempre han buscado formas de extender la vida útil de los alimentos. El concepto de eliminar el aire para preservar alimentos tiene sus primeras menciones documentadas en el siglo XVII, cuando el físico francés Denis Papin experimentó con métodos de vacío para prolongar la frescura de frutas.
En el siglo XIX: los avances comenzaron a formalizarse con la aparición de métodos como la appertización, desarrollada por Nicolas Appert, y la invención de las latas metálicas para la conservación de alimentos. Aunque no eran técnicas de vacío como las actuales, sentaron las bases del pensamiento en torno a ambientes modificados para la preservación.
Sin embargo, el envasado al vacío moderno tuvo su verdadero impulso en el siglo XX, cuando aparecieron los primeros materiales plásticos como el celofán, el polietileno (PE), el cloruro de polivinilo (PVC) y el poliestireno (PS). Estos materiales proporcionaban la flexibilidad, transparencia y capacidad de sellado que los métodos de conservación requerían.
En la década de 1920: comenzaron a utilizarse los primeros métodos de envasado al vacío con fines comerciales, especialmente en el sector cárnico de EE. UU., para mantener frescos cortes de carne durante más tiempo. Durante la Segunda Guerra Mundial, el alemán Karl Busch comenzó a trabajar en sistemas de vacío que pudieran emplearse tanto para fines domésticos como industriales. Esta investigación lo llevó a fundar en 1963 la empresa Busch Vacuum Solutions, un actor clave en la evolución del envasado al vacío.
En los años 50: emergieron métodos innovadores como Cryovac, utilizado para envasar pavos enteros. A su vez, empresas como Swift & Company comenzaron a aplicar atmósferas modificadas (MAP) que sustituían el aire por gases inertes, reduciendo la oxidación y el crecimiento microbiano.
En los años 60: la verdadera revolución llegó cuando Karl Busch desarrolló la bomba de vacío HUCKEPACK, y más tarde, la bomba R5 de paletas rotativas lubricadas con aceite, que marcó un antes y un después en la industria. Esta tecnología permitió la implementación de máquinas de envasado más compactas, eficientes y confiables. A partir de entonces, el envasado al vacío comenzó a escalar rápidamente en los sectores cárnico, lácteo y de alimentos procesados.
Durante las siguientes décadas: los esfuerzos se enfocaron en perfeccionar la automatización, la higiene, la eficiencia energética y la adaptabilidad de las soluciones de envasado. A su vez, surgieron métodos complementarios como el envasado Skin (VSP), donde el producto se adhiere a una lámina superior transparente como una “segunda piel”, proporcionando mayor visibilidad y una presentación premium. La integración de la robótica, los controles digitales y el diseño higiénico también se volvió fundamental.
En la actualidad: el envasado al vacío es una técnica consolidada y esencial para asegurar la calidad, seguridad y eficiencia en la cadena de suministro de alimentos a nivel global.
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a) Automatización de la Maquinaria
El proceso de envasado al vacío ha evolucionado de sistemas manuales a soluciones completamente automatizadas, diseñadas para satisfacer las demandas de producción de empresas pequeñas, medianas y grandes.
En sus primeras etapas, el envasado al vacío requería intervención manual para posicionar el producto, cerrar la cámara y sellar la bolsa. Este método era efectivo, pero lento y poco eficiente para operaciones a gran escala.
Actualmente, existen soluciones altamente automatizadas, como las termoformadoras, que permiten formar el envase a partir de rollos de film, llenarlo con el producto y sellarlo en un solo flujo de trabajo. Estas máquinas reducen el error humano, aumentan la velocidad y mejoran la consistencia del sellado. Otras soluciones incluyen máquinas de cinta automática, que integran múltiples pasos del proceso de envasado en una línea continua.
Los sistemas modernos también incorporan controles digitales avanzados, sensores de presión, pantallas táctiles y opciones de conectividad para la supervisión remota. Empresas como MULTIVAC han desarrollado sistemas con diseño higiénico (Hygienic Design™) que facilitan la limpieza, reducen el riesgo de contaminación cruzada y cumplen con las normativas sanitarias más exigentes del mundo.
Además, muchas líneas incluyen módulos de pesaje, etiquetado y detección de metales, permitiendo automatizar completamente la producción y reducir los tiempos de inactividad.
b) Avances en Materiales de Envasado
Uno de los pilares fundamentales del éxito del envasado al vacío ha sido el desarrollo de materiales plásticos con propiedades funcionales específicas para alimentos.
Este desarrollo constante de materiales ha permitido que los envases no solo protejan el alimento, sino que también contribuyan a su presentación, eficiencia logística y sostenibilidad.
c) Tecnología de Bombas de Vacío
Las bombas de vacío son el corazón de cualquier sistema de envasado al vacío. Su capacidad para generar vacío profundo y constante determina directamente la calidad del sellado y la vida útil del producto.
La bomba de paletas rotativas lubricada con aceite, como la Busch R5, ha sido durante décadas el estándar de la industria por su fiabilidad, rendimiento y facilidad de mantenimiento. Estas bombas son capaces de trabajar en ciclos continuos y alcanzar vacíos de hasta 0.1 mbar.
En los últimos años, la tecnología ha evolucionado hacia bombas "secas" (dry vacuum pumps), como las bombas de tornillo o de uña, que no requieren aceite, reducen el riesgo de contaminación del alimento y minimizan los costos de mantenimiento. Estas soluciones son ideales para ambientes donde la higiene y la eficiencia energética son prioridades.
Además, los nuevos modelos incorporan variadores de frecuencia (VFD) que ajustan automáticamente la velocidad del motor para optimizar el consumo de energía según la demanda real del sistema.
d) Integración con Tecnologías Complementarias
El envasado al vacío no actúa de forma aislada; se complementa con otras tecnologías que potencian su efectividad.
Beef
Pork
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